La forma de los huesos

Los huesos tienen formas muy variadas para desempeñar correctamente su fucnión en las diferentes partes del cuerpo: el fémur y la tibia, situados en el muslo y en la pierna, son huesos largos y resistentes porque soportan casi todo el peso del cuerpo; las vértebras son huesos cortos con una forma muy irregular para dar flexibilidad a la columna vertebral.

Los huesos largos tienen una parte central llamada diáfisis y dos extremos, llamados cada uno epífisis. Son huesos largos el húmero, el radio, el fémur, la tibia, el peroné, etc.

Los huesos cortos tienen unas dimensiones a lo largo y a lo ancho muy similares. Suele haber varios juntos para que su resistencia sea mayor, como es el caso de los huesos del carpo y el tarso, situados en la muñeca y el tobillo.

Los huesos planos son mucho más largos y anchos que gruesos. Su misión es proteger partes blandas del cuerpo, como el corazón, los pulmones y el cerebro. Son huesos planos las costillas, los omóplatos y el cráneo.

Los huesos irregulares son tales que su tamaño es muy parecido al de los huesos cortos, pero su forma se adapta a la función que desempeñan en el esqueleto. Las vértebras y los huesecillos del oído son huesos irregulares.

Los huesos sesamoideos son aquellos huesos pequeños y redondeados que se encuentran en las articulaciones. Un ejemplo claro de huso sesamoideo es la rótula, situada en la articulación de la rodilla.

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